Conocimiento para la persona atendida

Mujer mayor, persona atendida mirando a cámara y sonriente
mujer mayor en silla de ruedas mirando a cámara y paseando con una cuidadora en un jardín

En 2016 se publicó un estudio realizado por la Fundación Matia Instituto Gerontológico en colaboración con la Obra Social de La Caixa, titulado “Cómo nos gustaría ser cuidados/as”...

Se encuestaron a 4.785 personas que viven en España y los resultados demuestran cómo está cambiando el papel de la familia y los amigos en el cuidado de las personas dependientes.

Si lo que deseas es seguir siendo independiente sin “molestar” y “no ser una carga para mis hijos” verás que no eres el único…

  • El 95,5% de los encuestados no quiere irse a vivir con sus hijos cuando no puedan valerse por sí mismos
  • Y, llegado el momento de recibir ayuda, el 42% quiere seguir en su casa (con asistencia profesional) y el 28% prefiere ir a una residencia

Aunque antes el cuidado se entendía como “ocuparse” de otra persona (darle protección, seguridady cubrir sus necesidades), ahora pensamos en el cuidado de otra forma. Siguiendo con los resultados de la encuesta, los conceptos que tienen mayor aprobación cuando hablamos de “cuidados” son:

  • Ayudar a otra persona en el momento y lugar que lo necesite
  • Ayudar a otra persona para que sea autónoma e independiente

Es decir, queremos que nos cuiden, pero garantizando nuestra autonomía. Queremos ser apoyados solamente en aquello que necesitamos… y que nos dejen tranquilos en aquello que podemos seguir haciendo sin ayuda o que podemos decidir de forma autónoma. En definitiva, queremos mantener nuestra dignidad hasta el final de nuestros días.

Además, todos sabemos que cuidar a otra persona no es una tarea fácil.

Por mucha voluntad que tenga un familiar, una atención profesional en el domicilio es preferible y nos evita problemas y roces.

Por último, la vejez ya no se percibe como una época de decaimiento y pérdida de facultades, sino como lo que es: una nueva etapa de la vida (con sus retos, claro está) pero también llena de oportunidades.

Los Servicios de Atención Domiciliaria (SAD), los centros de día, residencias, etc. basados en el modelo de Atención Centrada en la Persona te permiten mantener autonomía y dignidad. 

Gracias a estos recursos no tienes por qué sentirte una carga para tu familia. 

Dejar el cuidado en manos de profesionales mejora tu calidad de vida. 

Y así puedes dedicar el tiempo que pasas con tu familia a charlar, compartir, hacer actividades, dar y recibir afecto…

persona mayor con silla de ruedas que necesita ayuda

¿Te estás planteando empezar a pedir ayuda?

Creemos que el momento llega cuando suceden estas situaciones...

En primer lugar, si estás dejando de hacer cosas que te interesan o necesitas porque ahora te resulta demasiado difícil.

Por ejemplo, ¿te gustaba ir al club de lectura, pero ahora vestirte, bajar las escaleras y llegar hasta la biblioteca supone un esfuerzo demasiado grande? 

Si has dejado de ir por esa razón… tal vez sea el momento de pedir ayuda.

Verás, que te asistan no es como te imaginas… Una persona profesional vendrá a tu casa. Si lo necesitas, te ayudará a vestirte, a bajar las escaleras y también puede acompañarte hasta el lugar que tú quieras. Pero si luego quieres que se vaya y te deje tranquilo, eso es lo que hará. De hecho, vendrá a recogerte cuando desees y podrá llevarte de vuelta a casa o a hacer otra cosa, si eso es lo que prefieres.

Algunas personas responderán que el club de lectura no es tan importante… Pero sí que lo es, porque vamos allí para compartir experiencias, hablar con otras personas… 

Socializar y mantener vínculos es muy importante para tu bienestar. Si empiezas a aislarte porque algo supone demasiado esfuerzo, tal vez sea el momento de pedir ayuda.

Cuando secarse los pies se convierte en una aventura...

Bromas aparte, envejecer hace que algunas cosas resulten más difíciles… y a veces hasta peligrosas. Son cosas del día a día: ducharse solo, pasar la escoba por debajo de la cama, cocinar, afeitarse, cargar con la compra… 

Cuando ves que puedes hacerte daño, vale la pena pedir ayuda. Y si no estás seguro de lo que está pasando (a veces nos desorientamos o incluso llegamos a perdernos y no sabemos por qué) comentarlo es una buena idea.

recepción de un hospital. Infermeras y personas.

¿Es "normal" lo que te pasa?

¿Tienes dudas de si esto que te pasa es “normal”? 

Ve a tu médico o médica de cabecera y cuéntale la situación. 

¿Para qué? Porque es importante saber si las dificultades que estás experimentando son fruto del proceso natural del envejecimiento o bien síntoma de una enfermedad.

"Me pasan cosas raras y no sé si es que me estoy 
haciendo mayor (o es que me pasa algo…)"

¿Quieres un ejemplo? 

Luis se desorientaba con facilidad. Empezó a estar muy angustiado (creía que era un principio de demencia…). Pero, claro, tampoco se lo explicaba a su hija porque no quería preocuparla.

El día que se perdió todos pasaron un mal rato. Y cuando su hija fue a buscarlo a urgencias, finalmente le contó su situación. Le hicieron pruebas y, ¿sabes lo que pasaba? Luis tenía una infección de orina. Nada más. Pero la infección le estaba afectando y le causaba desorientación. Con una tanda de antibióticos, el problema desapareció.

Consulta en tu Centro de Salud, allí podrán orientarte sobre los síntomas que estás experimentando.

¿Necesitas ayuda? No lo dudes, habla con una persona profesional del Trabajo Social.

¿Dónde puedes encontrarla? En tu Centro de Atención Primaria (el CAP).

Pide hora, habla con ella y explícale la situación.

Su trabajo es explicarte las opciones disponibles y guiarte durante todo el proceso.

 

*Si tu CAP no dispone de profesional del Trabajado Social (a veces pasa, 
especialmente en municipios pequeños), habla con los Servicios Sociales.

¿Cómo puedes localizarlos? Llama o ve al Ayuntamiento y te darán hora.

Mujer mayor tranquila, sonriendo y mirando a cámara

“Lo único que puedo hacer es pedir ayuda a mis hijos. Si no lo hago, entonces me toca ir a una residencia”

Esto nos lo dicen casi a diario…y no es así. Existen otras opciones:

Las cosas han cambiado:

  • Cada vez somos más las personas mayores que necesitamos ayuda
  • La mayoría de la gente trabaja fuera de casa y por eso el 100% del cuidado no puede recaer en los familiares
  • La ley de la Dependencia reconoce esto y, en consecuencia, ofrece ayuda y recursos

Hoy en día hay varias opciones cuyo objetivo es retrasar al máximo el momento en el que sea necesario ir a vivir a una residencia.

Existen multitud de recursos para que puedas continuar en tu casa, realizando las rutinas y actividades que te gustan y manteniendo los lazos con las personas de tu barrio, tu entorno, etc. 

Por ejemplo, soluciones tecnológicas para que las personas puedan vivir solas más tiempo, centros de día, pisos asistidos, etc.

“Entonces, ¿Cómo puedo empezar?”

Para empezar a recibir ayuda en casa lo mejor es contratar unas horas de Servicio de Limpieza. Verás que es sencillo y poco invasivo: la persona profesional vendrá a tu casa y, si escoges un servicio basado en el modelo de Atención Centrada en la Persona (ACP), te preguntarán qué hay que hacer, cómo quieres que lo limpien y se adaptarán a lo que les digas. Vamos, te tendrán en cuenta.

Y a todos nos gusta tener la casa limpia. Unas horas de limpieza profesional pueden marcar una gran diferencia en tu casa y hacer que te sientas mucho mejor.

Pedir ayuda no es un signo de debilidad. Es un signo de madurez.

Un signo de respeto hacia tu persona y también hacia tu familia.

Como en tantas otras cosas, nuestros hijos vivirán su vejez tomándonos como modelo.

Si hemos pedido ayuda al necesitarla, es probable que aprendan algo

que les resultará muy valioso cuando lleguen a nuestra edad.

Quiero saber cómo funciona el servicio de limpieza

Necesito ayuda para realizar tareas diaria (no solo la limpieza)

Hay varias empresas que emplean el modelo de atención centrado en la persona

Modelo de atención centrado en la persona