Actividades de estimulación cognitiva: Mentes activas

Aprender no tiene edad, pero se puede estimular.
No existen los milagros, pero hay variedad de herramientas para mantener la mente activa y prevenir el deterioro cognitivo

 

Aprender no tiene edad. La capacidad de adquirir nuevos conocimientos y desarrollar habilidades se mantiene a lo largo de toda la vida, especialmente si fomentamos la estimulación cognitiva de forma activa. Mantener la mente despierta, ágil y creativa es una manera eficaz de prevenir el deterioro cognitivo e incluso mejorar algunas de nuestras capacidades mentales.

Para mantener activa la mente y no perder capacidades cognitivas —o incluso potenciarlas— es fundamental seguir unos hábitos de vida saludables. La actividad mental y física, así como mantener una vida social rica y comprometida, están estrechamente relacionadas con un envejecimiento cognitivo saludable. A continuación, destacamos algunos hábitos y actividades que pueden ayudar a mantener y estimular nuestra mente:

1. Mantenerse activo física, mental y socialmente

  • Realizar actividades nuevas y variadas: como asistir a cursos de ajedrez, cocina, idiomas, informática o música. También son importantes las aulas de extensión universitaria, donde se tratan temas muy diversos.
  • Disfrutar de aficiones creativas: pintura, fotografía, restauración de muebles o aprender a tocar un instrumento. Tocar de oído es tan válido como aprender lenguaje musical.
  • Hacer actividades fuera de casa: participar en una coral, visitar museos, hacer excursiones o actividades culturales. Se tiene tiempo para descubrir hechos de nuestras ciudades que antes desconocíamos.
  • Practicar actividad física moderada: caminar cada día, hacer gimnasia, yoga o bailar. Moverse es imprescindible para no quedarse rígido.
  • Participar en actividades sociales: fiestas, encuentros, voluntariado, grupos de lectura o actividades intergeneracionales. Conectar con gente joven resulta muy estimulante.
  • Leer libros, prensa o revistas habitualmente y escuchar la radio. Permite estar al día de lo que ocurre en el mundo.
  • Escribir: mantener un diario personal, hacer poesía o escribir relatos. Ayuda a poner las ideas en orden y a entenderse mejor a uno mismo.
  • Reducir el consumo de televisión pasiva. Si no hay nada interesante, mejor apagarla.
  • Seguir una rutina semanal variada y estimulante. Tener la costumbre de ir cambiando de actividades.
  • Mantener una red social activa: amigos, familia, grupos de apoyo o asociaciones. Estar al tanto de lo que ocurre en el entorno familiar y pedir ayuda cuando se necesite.
estimulación cognitiva

2. ¿Y qué pasa con los juegos de estimulación cognitiva digitales?

"¡Es la primera vez que toco un ordenador!" Esta es una frase muy escuchada en talleres de memoria, centros de día o residencias para personas mayores. Y es cierto. Muchas personas que ahora tienen más de 70 años nunca han utilizado un ordenador. Seguramente ya tienen un teléfono móvil, pero no entienden todas las aplicaciones que pueden usar. Y no es imprescindible.

Lo importante de la estimulación cognitiva digital es que permita realizar de manera más fácil lo que se haría manualmente, con programas que estimulen la atención, la memoria y el lenguaje ya aprendido, y que puedan usarse de forma muy intuitiva. El resultado, cuando lo prueban, siempre es positivo; ahora bien, los productos digitales no “recuperan ningún cerebro” solo por ser digitales.

No hay estudios definitivos sobre su efecto, pero en contextos clínicos o de rehabilitación resultan muy útiles. Lo que sí demuestra la práctica diaria de la estimulación cognitiva —ya sea analógica o digital— son los beneficios emocionales y sociales en el estado de ánimo de las personas mayores. Por un lado, porque superan un reto que ni se habían planteado, y por otro, porque fomenta el sentido de conexión y comunidad con otras personas.

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3. ¿Cuál es el papel del personal en la estimulación cognitiva?

El personal, ya sea de un centro de día, residencia, centro cívico o talleres externos, es clave para llevar a cabo esta estimulación cognitiva. Por ello, deben ser personas bien formadas y conscientes de las necesidades de los usuarios. Esto significa que deben ser capaces de identificar signos tempranos de deterioro cognitivo y adaptar las actividades según las capacidades de cada individuo.

Al mismo tiempo, el personal debe fomentar un ambiente positivo y de apoyo, procurando que todos se sientan cómodos y que no tengan miedo al fracaso o a la crítica. En realidad, las personas mayores, en general, están interesadas en probar cosas nuevas. Por lo tanto, la empatía y la paciencia también son cualidades esenciales del personal.
 

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