¿Cómo se adapta la familia a una situación de dependencia?

Cuando un familiar entra en una situación de dependencia, la vida familiar cambia. De repente, hay que reorganizar rutinas, repartir nuevas responsabilidades y convivir con emociones intensas. Y todo esto suele llegar de forma inesperada, sin previo aviso ni preparación.
Este artículo quiere acompañarte si estás viviendo o has vivido una situación de dependencia dentro de tu familia. Tanto si eres pareja, hija, hijo, hermana o tienes otro vínculo cercano, es natural que sientas que todo se descoloca. Pero no estás sola. Muchas familias pasan por este proceso, y conocer qué puede pasar emocionalmente te ayuda a transitarlo con más conciencia y menos culpa.
Cuando la dependencia llega a la familia: un duelo silencioso
Cuando se activa una situación de dependencia, se pone en marcha un proceso emocional muy parecido al duelo. Y es que no es necesario que alguien muera para vivir un duelo. También hay duelo cuando esa persona a la que queremos ya no puede hacer las cosas como antes, o cuando nosotros mismos tenemos que dejar atrás la vida familiar que teníamos.
Este duelo puede vivirse a través de cinco fases:
- Negación: Al principio, cuesta creer que sea cierto. Quizás pensamos “Seguro que mejorará”, o “No es tan grave”.
- Ira: A medida que tomamos conciencia, puede aparecer rabia, frustración o impotencia. ¿Por qué nos pasa esto? ¿Qué hemos hecho mal?
- Negociación: Intentamos buscar soluciones, pactos imaginarios o formas de aliviar la situación. “Quizás si buscamos una segunda opinión...”.
- Tristeza: Entender que esto va en serio puede doler. Sentimos un vacío, nos sentimos desbordados. Es una etapa muy emocional.
- Aceptación: Con el tiempo, vamos integrando la nueva realidad. No quiere decir que deje de doler, pero empezamos a adaptarnos.
Estas fases no siempre llegan en este orden, y no todo el mundo pasa por todas. Pero saber que son naturales nos ayuda a entender qué nos está pasando y a darnos permiso para sentir.
¿Es normal vivir estas emociones?
Es normal sentir miedo, tristeza, preocupación, angustia o incertidumbre. Estas emociones no solo las vive la persona que necesita apoyo, sino también quienes la rodeáis. Y como sois una familia, las emociones se contagian. Si un miembro está muy angustiado, es probable que los demás también lo noten, aunque no se hable de ello.
En estos momentos, es importante no rechazar ni ignorar lo que sentimos. Cada persona lo vive a su manera, y todas las emociones son válidas. Tal vez tú estás triste y otra persona de la familia está enfadada, o intenta aparentar que no pasa nada. Esto es habitual. Cada cual se está adaptando como puede.
Familia: un sistema que se reorganiza
Cuando hay un cambio importante, como la aparición de una dependencia, la familia debe reorganizarse. Como en un juego de fichas de dominó, el movimiento de una persona impacta en todas las demás.
Para poder sostener este momento tan delicado, hay que poner especial atención a dos factores clave:
- La cohesión familiar: ¿Qué tan unidos estáis como grupo? ¿Os sentís acompañados los unos a los otros?
- La adaptabilidad o resiliencia: ¿Sois capaces de reorganizaros? ¿Podéis buscar nuevas maneras de hacer?
¡Una buena comunicación es la mejor herramienta!
Claves para comunicarse mejor en momentos difíciles
Hablar cuando las emociones están a flor de piel no siempre es fácil. Pero una buena comunicación puede marcar la diferencia entre sentirse acompañada o sentirse sola. Aquí tienes algunas orientaciones para mejorar el diálogo familiar:
- Habla claro y sencillo. Di lo que sientes y lo que necesitas con palabras simples y honestas.
- Pregunta en lugar de suponer. No des por hecho cómo se siente la otra persona. Quizás te sorprende. Un “¿Cómo estás llevando esto?”, puede abrir conversaciones muy valiosas.
- Compartid la misma fotografía de la situación. Si todos tenéis la misma información y entendéis lo que está pasando, es más fácil tomar decisiones conjuntas y cuidaros como equipo.
Quieres más herramientas para cuidar y cuidarte?
Invertir tiempo en cuidarte también es cuidar mejor. Únete a la Comunidad Aliura, la comunidad pensada para personas cuidadoras como tú.
Si estás cuidando a un familiar en situación de dependencia, en el Campus Suara también encontrarás formaciones y recursos pensados para ti: herramientas para la gestión emocional, la comunicación, el autocuidado y la organización familiar.
Etiquetas