Preguntas y respuestas sobre la nutrición y los hábitos alimentarios en las personas mayores
Clàudia Presas, nutricionista
Clàudia Presas es una nutricionista, coach y formadora apasionada por guiar transformaciones conscientes en los hábitos alimentarios.
Es la nutricionista de Benestarum de Suara Cooperativa, con el objetivo de ayudar a las personas a transformar sus hábitos alimenticios sin necesidad de seguir dietas estrictas ni contar calorías. Benestarum es una plataforma online que ayuda a los trabajadores de las empresas a mejorar su bienestar.
Clàudia es quien responde nuestras preguntas sobre cómo mejorar la nutrición en las personas mayores.
¿Es cierto que las personas mayores sienten más deseo por lo dulce?
Sí, a menudo sí. Con la edad disminuye la sensibilidad gustativa, especialmente hacia los sabores salados y amargos. El gusto por lo dulce, en cambio, se mantiene mejor, y esto puede hacer que muchas personas mayores sientan más ganas de comer dulce. Aun así, es importante reducir su consumo diario, especialmente si existe diabetes o riesgo cardiovascular.
¿Pueden comer dulce si tienen enfermedades que lo desaconsejan?
No, no es necesario eliminarlo. Siempre dependerá del caso. En general, si hay una buena planificación nutricional, también se pueden incluir porciones de dulce en momentos puntuales, siempre adaptadas a los gustos de la persona, a la medicación y a la actividad física.
¿Las dietas texturizadas son una buena opción en caso de disfagia?
Sí, son esenciales. Las dietas texturizadas (purés, alimentos triturados o espesados) permiten mantener una alimentación segura y nutritiva para personas con dificultades de masticación o deglución. Deben estar bien planificadas para evitar la desnutrición y conservar el placer de comer.
¿Qué debería reducirse en el día a día?
Azúcares simples (bollería, refrescos, miel, mermelada).
Sal en exceso (embutidos, platos precocinados).
Grasas saturadas (carne roja, fritos, aceite de girasol, mantequilla).
Alcohol y bebidas con cafeína en exceso.
¿Se puede hacer un “día libre” a la semana?
No es necesario establecer un “día libre” fijo, pero sí es saludable incorporar de forma flexible y ocasional algún alimento menos nutritivo si aporta placer, socialización o recuerdos positivos. La comida no es solo combustible: también es cultura, emoción y bienestar.
Cuando estos momentos se viven dentro de un contexto de alimentación equilibrada, no solo no son perjudiciales, sino que pueden mejorar la adherencia a una nutrición saludable y la calidad de vida. Por tanto, más que hablar de “día libre”, hablamos de “flexibilidad consciente”. Disfrutar de un alimento por su valor emocional, social o cultural también es cuidarse.
¿La alimentación debe ir acompañada de ejercicio físico?
Idealmente sí. La actividad física ayuda a mantener la masa muscular, mejora el equilibrio, la movilidad y el estado de ánimo. Se recomienda caminar, hacer ejercicios de fuerza ligera y actividades para mejorar la flexibilidad al menos 30 minutos al día.
¿Mejorar la fuerza es importante a partir de los 70 años?
Sí. Es importante durante toda la vida, pero a partir de los 40 el cuerpo empieza a perder masa muscular. La sarcopenia (pérdida de masa muscular) es un problema común en personas mayores de 70 años y puede afectar a la autonomía. Ejercicios de fuerza adaptados y una buena ingesta de proteínas son claves para prevenirla.
¿Qué es más relevante: una alimentación muy sana o la ilusión por comer?
Idealmente, ambas cosas. Pero si hay que elegir, la ilusión por comer puede ser más determinante para mantener una buena alimentación a largo plazo. La comida debe ser nutritiva, pero también emocionalmente satisfactoria. Mejor no elegir entre una u otra y conseguir un equilibrio entre ambas.
Si viven en casa, ¿es necesario apoyo profesional para planificar la dieta?
Es muy recomendable. A diferencia de los centros residenciales, donde hay profesionales que supervisan la alimentación, en casa puede faltar planificación. Un/a nutricionista puede ayudar a hacer menús equilibrados, adaptados a los gustos y necesidades.
¿Qué quesos se recomiendan?
Sobre todo los quesos bajos en sal y grasa, como el requesón, el queso fresco tipo Burgos, la ricotta o la mozzarella.
¿Y los embutidos?
Es mejor consumirlos esporádicamente. Son ricos en sal y grasas saturadas. Si se desean incluir, que sea en pequeñas cantidades y de buena calidad.
¿Cuál es la mejor bebida?
El agua. También se pueden incluir infusiones y caldos. Evitar el consumo diario de refrescos azucarados y alcohol.
¿Es mejor comer con cuchara que con pajitas o jeringas?
Sí. La cuchara estimula mejor el reflejo de deglución y es más segura. Las pajitas o jeringas pueden aumentar el riesgo de aspiración.
¿Después de comer es mejor tumbarse o esperar?
Es mejor esperar sentado o incorporado al menos entre 30 y 60 minutos para evitar el reflujo y favorecer la digestión.
¿Cómo se debe masticar?
Con calma, bocados pequeños, asegurándose de que la boca esté vacía antes de tragar. Si hay problemas dentales, es necesario adaptar la textura de los alimentos.
¿Comer en compañía ayuda?
Sí, y mucho. Mejora el apetito, el estado de ánimo y reduce el riesgo de desnutrición. Está más que demostrado que tiene grandes beneficios tanto sociales como nutricionales.
¿Comer con poca sal debería ser la norma?
El consumo excesivo de sal está relacionado con hipertensión y enfermedades cardiovasculares. Se pueden añadir especias, hierbas y utilizar cocciones que potencien el sabor de los alimentos.
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